Elon Musk, Twitter y el absolutismo de la libertad de expresión
Eduardo Ferreyra | 28/04/2022
Jack Dorsey, cofundador de Twitter, se pronunció sobre la probable venta de la compañía a Elon Musk mediante el posteo de una canción de Radiohead llamada “Everything in Its Right Place”. El título afirma que todo está en su debido lugar, pero en realidad la canción evoca sentimientos de depresión y confusión. Aparentemente las cosas no están tan bien como parecen. Y es que la noticia ha causado controversia debido a la incertidumbre sobre los planes de Musk para la plataforma.
Hay varios aspectos que merecen atención. Por un lado, el empresario sudafricano ha manifestado que le parece una buena idea autenticar a todos los humanos, lo cual trae peligro para el anonimato en su plataforma. Por el otro, no existe certeza sobre el modo en que la nueva dirección utilizará los datos y la información privada de las personas usuarias. Sin embargo, el tema más controversial fue la posición del posible futuro dueño de Twitter sobre la moderación de contenido.
Autoproclamado un “absolutista de la libertad de expresión”, Musk ha sido crítico de las políticas de moderación de contenido de las plataformas por ser restrictivas con el contenido que circula. Estas declaraciones han abierto paso a hipótesis sobre un Twitter más indulgente para permitir el posteo de expresiones hostiles o el retorno de personalidades expulsadas como el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump.
Hasta el momento hay mucha especulación y poca certeza. Pero de las opiniones de Musk podemos detectar ciertas confusiones acerca de la caracterización de la libertad de expresión y la función de la moderación de contenido en plataformas digitales.
En primer lugar -y tal como lo afirmó Musk- la libertad de expresión es un derecho que merece una protección especial debido a su importancia para la democracia. Pero esto no implica que sea necesario transformarse en absolutista. La libertad de expresión puede entrar en conflicto con otros valores -la igualdad, la dignidad o la no discriminación-. Una postura absolutista no estaría en condiciones de reconocer este hecho. Y aun cuando en la gran mayoría de estas controversias la respuesta adecuada sea favorecer la libertad de expresión, esto no significa que haya que desconocer los problemas que fenómenos como el discurso violento o la desinformación pueden causar a grupos o al debate público.
En segundo lugar, la moderación de contenido es una actividad necesaria para el normal funcionamiento de una red social. Tal es así que a veces suele afirmarse que el producto principal ofrecido por las plataformas es la propia moderación de contenido -y la experiencia resultante de dicha labor para las personas usuarias-. Así sea para evitar que contenido spam o material relacionado con explotación sexual infantil aparezca en sus redes, las empresas tienen que moderar. Asimismo, la moderación de contenido es requerida para evitar ataques contra minorías, disidentes políticos y personas en situación de vulnerabilidad en general. Es cierto que hasta el momento las compañías han demostrado deficiencias en términos de transparencia, debido proceso o legitimidad. Pero esto significa que la moderación de contenido debería sujetarse a estándares de derechos humanos, no eliminarse. En oposición a esto, parece ser que Musk quiere, como dice la conocida frase, tirar todo a la basura.
Por último, Musk aclaró su postura y afirmó que su intención es permitir todo discurso que ya esté habilitado por la ley. Sin embargo, no especificó de qué ley está hablando. ¿Es la norteamericana, que brinda una protección a la libertad de expresión más amplia que en otros lugares? ¿Es la europea que cuenta con estándares más restringidos? ¿Son los estándares del sistema universal de derechos humanos o aquéllos de los sistemas regionales? La variedad de regímenes legales otorga un poder bastante discrecional a Musk -y para el caso, a todos los dueños de plataformas-. De este modo, existe el riesgo de que estas personas definan primero (de acuerdo con sus preferencias personales o intereses) de qué modo quieren decidir un conflicto y luego opten por la legislación que le permita apoyar la decisión tomada de antemano.
El absolutismo es un concepto utilizado para caracterizar aquellos regímenes políticos en donde el gobernante no está sujeto a ningún límite institucional. Más allá de si finalmente Elon Musk será el dueño de Twitter o no, las últimas novedades ratifican esta conclusión: a pesar de las discusiones de los últimos años, todavía no sabemos cómo lidiar institucionalmente con el poder que figuras privadas tienen para controlar los espacios en donde circula el discurso en línea.