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El rol del periodismo en épocas de desinformación

El rol del periodismo en épocas de desinformación

Milena Álvarez | 31/08/2023

¿Alguna vez viste una noticia que luego resultó ser engañosa o a un medio desmentir información que publicó? Hoy en día, con el crecimiento exponencial de circulación de información en Internet, es cada vez más alta la probabilidad de que datos falsos lleguen a los medios de comunicación tradicionales. Si bien es cierto que las redes sociales son espacios en los que las personas pasan cada año más tiempo y su uso para fines informativos crece constantemente, los medios de comunicación tradicionales continúan teniendo un rol fundamental en proveer información a la ciudadanía. Esto nos lleva a reflexionar sobre el rol del periodismo, en la veracidad de la información que presentan y la necesidad de contar con fuentes confiables al momento de informarse. 

A fines del 2022, en el programa El Pase del canal La Nación + se analizó un video de un acto del plenario de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en el que la vicepresidenta Cristina Fernández estaba presente y las personas asistentes cantaban la consigna “vamos a volver”. Luego de verlo, los conductores opinaron que era incongruente pedir “que vuelva” al gobierno una dirigente que es parte de la administración actual y ocupa un rol institucional clave. El video, que fue publicado por el canal a partir de unos tweets virales, resultó ser engañoso ya que el audio estaba editado. Mediante un chequeo de fuentes se pudo corroborar que el audio original era otro.

En este caso, información extraída de las redes sociales llegó a la televisión sin un chequeo previo, generando así un efecto multiplicador de la desinformación. Si bien se menciona este caso como un ejemplo, es necesario estar alerta sobre este tipo de errores porque, en un contexto en el que abundan las imágenes creadas mediante inteligencia artificial y deepfakes, los desafíos de comunicar se multiplican. 

Para dimensionar el impacto que mantienen los medios de comunicación en la forma en que las personas acceden a la información en nuestro país se puede consultar la Encuesta Nacional de Consumos Culturales que indica que el 91 por ciento de la población consume televisión de aire o cable, y el 83 por ciento lo hace de manera habitual. De los tipos de programas de TV, el 70 por ciento de las personas elige los informativos. Sobre noticias escritas, la lectura frecuente se registra sobre todo en redes sociales y diarios digitales. 

Contrastar las fuentes con regularidad y corroborar la veracidad de la información es una parte fundamental de la labor periodística, pero al mismo tiempo es una actividad que requiere que se le destine gran cantidad de recursos, siendo el más importante de ellos el tiempo. La novedad y la necesidad de publicar una noticia “antes que nadie” son moneda corriente en el rubro y por eso los riesgos de darle exposición a un contenido falso se multiplican. 

Los desafíos de la actualidad generaron el surgimiento de un nuevo actor: las organizaciones que se dedican a desmentir contenido engañoso y a ampliar el contexto de determinadas noticias. Los fact checkers trabajan en muchos países y se encargan de salvaguardar el derecho al acceso a la información de calidad, adaptando su labor al contexto en el que están. En Argentina la organización  Chequeado dobla esfuerzos en períodos electorales para resguardar el derecho al voto informado de la población. 

Salvaguardar el debate democrático tiene que ser el principal objetivo del periodismo en todo momento, pero sobre todo en épocas electorales, por este motivo es necesario contar con una “caja de herramientas” que incluya medios de confianza, seguir a profesionales del fact checking y buscar información alternativa si algo genera dudas, tal como indica nuestro informe de buenas prácticas.